¿Cómo usarlas?

Propuestas de uso responsable de las pantallas

El equilibrio entre lo que queremos y lo que necesitamos.

Si seguimos nuestros deseos sin ningún tipo de contención (autocontrol), estaríamos todo el día empantallados. Bueno, de hecho ya hay mucha gente que lo está. Deberíamos poder tener suficiente autocontrol para no tener que imponernos medidas restrictivas, pero lo tenemos un poco crudo, porque competimos con compañías multinacionales expertas en robarnos la atención. Por lo tanto, que no nos sepa mal, ni nos sintamos frustrados, si vemos que nos cuesta un poco recuperar nuestra atención. Lo hacemos lo mejor que podemos, ya que no nacemos aprendidos, y las compañías de telefonía e Internet son muy buenas vendiendo y creando productos de deseo; se las ingenian de mil maneras para hacerlo.

ATENCIÓN, CONCIENCIA Y PERSPECTIVA CRÍTICA

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¿Por qué es importante tener conciencia y poner atención?
  • × Las pantallas básicamente lo que hacen es robarnos la atención. Por lo tanto, para ser conscientes del uso que hacemos de ellas, primero hay que apartarse, tomar distancia de la pantalla y revisar nuestras acciones. Si esto lo repetimos constantemente, adquiriremos experiencia y entonces ya será más difícil quedarnos abducidos por la pantalla. Si lo hacemos, podremos entrar en un nuevo estado que nos permita estar más relajados o relajadas, concentrados, atentos, abiertos a lo que pasa en el mundo…. Podremos controlar mejor nuestros deseos creados y, así, nuestra actitud hacia nosotros mismos y hacia el mundo cambiará: tendremos una actitud más positiva, nos sentiremos más felices y mejor con nosotros mismos. Estaremos más conectados y presentes.
¿Qué podríamos hacer para no caer en la trampa?
  • × Para poder regular y gestionar bien el uso de las pantallas es necesario reflexionar sobre la diferencia entre necesidades y deseos. Si lo pensamos un poco, nos daremos cuenta de que una necesidad tiene que ver con aquello de lo que no se puede prescindir. Es algo ineludible y, por lo tanto, debemos tratar de satisfacerlo. En cambio, los deseos son anhelos que, en caso de no poder satisfacerlos, tampoco pasará nada extraordinario, más allá de generarnos frustración [link to Apartado Familias que habla de frustración]. Esto lo saben sobradamente las grandes compañías tecnológicas, que juegan principalmente con nuestros deseos, aumentándolos, modulándolos… ¿Necesitamos realmente utilizar el móvil para todo y acudir al buscador de Internet para cualquier duda que tengamos? No. Si hacemos el ejercicio de buscar alternativas a recurrir a las pantallas, nos daremos cuenta de que sí que las hay, que siempre hay una alternativa analógica y funcional y que tal vez ganaremos tiempo, si contamos todo el tiempo que dejamos de perder. Esto no quiere decir que las pantallas no puedan ser útiles y ayudarnos. Por ejemplo, ayudan a ahorrar tiempo cuando tecleamos en el ordenador en lugar de escribir a mano o en una máquina de escribir. O a la hora de gestionar una empresa, puede ser más práctico que esté informatizada que no que se haga todo en papel como antiguamente.
Desarrollando una perspectiva crítica para un consumo responsable
  • × Tener perspectiva crítica implica hacernos conscientes sobre dónde estamos en relación con el uso de las pantallas, ver qué intereses tienen las compañías y pensar si estamos decidiendo libremente sobre si las usamos o no, o si nos dejamos llevar por los estímulos que nos emiten sin ser conscientes de ello. Dar este paso nos dará alas para empezar a tener una actitud crítica y de prudencia, esencial para no caer o volver a caer en el abuso de las pantallas. Nadie nace enseñado a usarlas, pero, si ponemos interés, podemos formarnos y aumentar nuestro conocimiento (educarnos) y, de esta manera, ser más responsables en el consumo que hacemos de ellas. Es una negociación con nosotros mismos, con nuestros límites.

 

APOSTAR POR UN ESTILO DE VIDA RICO Y SALUDABLE

Disfrutar de un estilo de vida rico y saludable no significa tener que pasarlo mal por las autorrestricciones que nosotros mismos nos imponemos. Tiene que ver con incorporar hábitos que son positivos para nosotros, porque lo hemos probado y vuelto a probar y sabemos lo que nos funciona y lo que no.

¿Qué significa disfrutar de un estilo de vida rico y saludable en relación con las pantallas?

Tiene mucho que ver con ser coherentes con nosotros mismos y, si necesitamos algo o nos gusta disfrutar de ciertas actividades, no dejarnos llevar por la inercia de las pantallas y no caer en la dejadez. Es posible que suframos recaídas; no pasa nada, forma parte del programa. Entonces, repasamos el punto anterior y vuelta a empezar, sin juzgarnos ni exigirnos, tratándonos con amor y respeto, con afecto.

¿Cómo sería una persona que tiene un estilo de vida rico y saludable?

Quien tiene un estilo de vida rico y saludable siente placer por aprender, está en contacto con la naturaleza, tiene empatía y está bien valorado o valorada por sus amistades, siente curiosidad por cosas nuevas y afán por ser mejor persona y evolucionar, practica deporte o algo para su bienestar físico, emocional o mental (como por ejemplo, meditar, yoga, pasear o correr, nadar, etc.), y, específicamente para el tema que nos ocupa, utiliza las pantallas para tareas previstas sin dispersarse ni desconcentrarse.

 

PONERSE LÍMITES Y DESCONECTAR 

Uno debe ser lo suficientemente responsable consigo mismo y aprender a ponerse límites de consumo y tiempo. Hacerlo es una buena señal de madurez, de compromiso con uno mismo, evitando rigideces… No ponerse límites puede dificultar hacer un consumo responsable de las pantallas, dado que ya sabemos que, si nos fiamos de que nos ponga el límite el móvil, la app o la red social, no acabaríamos nunca.

PONERSE LÍMITES Y DESCONECTAR 

Uno debe ser lo suficientemente responsable consigo mismo y aprender a ponerse límites de consumo y tiempo. Hacerlo es una buena señal de madurez, de compromiso con uno mismo, evitando rigideces… No ponerse límites puede dificultar hacer un consumo responsable de las pantallas, dado que ya sabemos que, si nos fiamos de que nos ponga el límite el móvil, la app o la red social, no acabaríamos nunca.

¿Cuándo hay que poner límites y para qué se debería hacer?

Es mejor aprender a regular o limitarnos el rato de consumo de las pantallas cuanto antes mejor. Nunca es tarde, pero siempre es mejor no dejarlo pasar, ya que demorarlo implica alargar innecesariamente la presencia de hábitos poco saludables en nuestra vida, y además se sabe con certeza que la adquisición de hábitos saludables en relación con las pantallas tiene muchos beneficios: hace ganar mucha libertad, tienes mucho más tiempo para dedicarte, mejoras en la autogestión, te sube la autoestima, descansas mejor, disfrutas más del momento, sientes más bienestar y se minimizan los efectos negativos como el riesgo de desarrollar una dependencia a las pantallas, el estrés, el mal humor, problemas relacionales, gastos económicos excesivos, síntomas y problemas físicos y mentales, etc.

LÍMITES ÚTILES Y BENEFICIOSOS 

 Tenemos los límites de tiempo, los del espacio y los de la cantidad de dispositivos que utilizamos.

 

LÍMITES ÚTILES Y BENEFICIOSOS 

Tenemos los límites de tiempo, los del espacio y los de la cantidad de dispositivos que utilizamos.

 

A continuación os ofrecemos algunas pautas y reflexiones para comenzar hoy mismo:

 

 

La desconexión temporal voluntaria
  • × A veces, nos puede pasar que debemos hacer la desconexión forzosamente, cuando nos roban el teléfono o lo perdemos. Entonces nos damos cuenta de cómo de enganchados estamos (nomofobia: malestar por no tener o no poder usar el teléfono móvil). Principalmente, el problema lo tenemos con el teléfono inteligente. Podemos ayudarnos con alguna herramienta de seguimiento horario, ya que hoy en día la mayoría de operadoras móviles tienen instalada esta función por defecto en sus sistemas operativos móviles. Después, nos podemos hacer las preguntas siguientes:

    • ¿Te ha recriminado alguien que estás demasiado tiempo con el móvil?
    • ¿Te excusas con los demás por el uso que haces del móvil?
    • ¿Antes de dormir lo revisas? ¿En la cama? ¿Al levantarte??

  • Si la respuesta es afirmativa, y al consultar el tiempo de uso te llevas una sorpresa, significa que necesitas reducir las horas. Hay maneras más drásticas y otras más graduales. Una opción drástica sería dejar el móvil en casa cuando no lo necesitas (salir a cenar, ir a la montaña, etc.); otra sería eliminar —al menos temporalmente— las aplicaciones que querrías utilizar menos; también podrías cambiar la tarjeta SIM y ponerla en un móvil antiguo, etc.

 

  • × Les accions més graduals poden ser configurar l’aparell perquè ens cridi menys l’atenció, silenciar totes les notificacions, agrupar totes les apps en carpetes perquè ens cridin menys l’atenció, limitar el temps d’ús de les aplicacions, buscar activitats alternatives a mirar el mòbil en moments que sabem que acostumem a fer-lo servir o posar-lo en mode avió o apagar-lo algunes estones quan sabem que ens distreu i ens costa evitar-ho.Las acciones más graduales pueden ser configurar el aparato para que nos llame menos la atención, silenciar todas las notificaciones, agrupar todas las apps en carpetas para que nos llamen menos la atención, limitar el tiempo de uso de las aplicaciones, buscar actividades alternativas a mirar el móvil en momentos que sabemos que solemos usarlo o ponerlo en modo avión o apagarlo algunos ratos cuando sabemos que nos distrae y nos cuesta evitarlo.
  • × El objetivo de estas medidas no es otro que cambiar el contexto y el patrón de uso para comprobar personalmente los efectos beneficiosos del cambio y, de este modo, ir adaptando progresivamente nuestros ritmos y horarios hacia el tipo de vida que queremos.
Tenemos los límites de tiempo, los del espacio y los de la cantidad de dispositivos que utilizamos
  • × Cada 20 minutos, hay que hacer pequeñas pausas para descansar la vista y, si estamos ante una pantalla, hay que hacer una pausa cada hora para levantarse y mover un poco el cuerpo. Es decir, nos tenemos que levantar cada hora, pero también tenemos que acordarnos de hacer una pequeña pausa cada 20 minutos para apartar los ojos de la pantalla y descansar la vista, mirando hacia un punto lejano desde donde estamos sentados.
  • × El motivo es que, si no descansamos la vista, podemos desarrollar lo que se conoce como síndrome visual informático, que tiene como síntomas la visión borrosa o doble, la fatiga ocular, la fotofobia o fobia a la luz intensa, el lagrimeo, la sequedad ocular y los ojos rojos.
Limitar su uso a ciertos espacios y negociar horarios
  • × Podemos escoger ciertos espacios libres de pantallas, tales como la habitación donde dormimos, y de este modo evitar el uso por la noche justo antes de acostarnos; o el comedor mientras cenamos, para favorecer la comunicación con la familia o la pareja; o el lavabo, porque no es necesario que nos entretengamos más de la cuenta haciendo nuestras necesidades; o el centro educativo, para que así no nos distraigamos en clase y hagamos juegos relacionados con el cuerpo a la hora del recreo. De lo que se trata es de aprovechar espacios y momentos donde podríamos hacer cosas muy interesantes para descansar. Una vez cogido el hábito, nos sentiremos mucho mejor y podremos continuar conectándonos en los momentos más adecuados sin estar todo el día, a todas horas y en todas partes mirando la pantalla.
Evitar estar rodeado de varias pantallas a la vez
  • × En los últimos tiempos hemos incorporado dispositivos. Primero fue el smartphone, después la tableta, luego el smartwatch, etc. Y cuando miramos lo que tenemos en casa, vemos que tenemos una televisión Smart TV con Internet, un ordenador portátil y uno de sobremesa, la tableta, el móvil o los móviles (si tenemos uno para el trabajo)… ¡Estamos rodeados de pantallas! Y de aquí viene la expresión tan bien acuñada por EdPAC hace muchos años: «¡Estamos empantallados!». Entonces, si sabemos que para estudiar o teletrabajar necesitamos utilizar algunos de los dispositivos, podemos regular su uso. Por ejemplo, si tenemos que teletrabajar con el teléfono para las llamadas y con un ordenador, no consultaremos las aplicaciones del móvil mientras trabajamos. Si tenemos que estudiar, podemos usar el ordenador mientras desconectamos el móvil.
    Aquí, se aplica también la gran y oportuna máxima preventiva: «Menos es más». Menos pantallas, más atención. Menos pantallas, más concentración. Menos pantallas, más presencia. Menos pantallas, más vida.

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